Hace dos siglos arribaron los primeros inmigrantes de ese origen a nuestro país. Un grupo importante se afincó en la zona de Belgrano, que al dividirse catastralmente repartió su población en los barrios adyacentes. Coghlan es uno de ellos y guarda en consecuencia mucho de los aspectos arquitectónicos de los pueblos de Irlanda.
Que la tierra se haga camino delante de tus pasos.
Que el sol brille cálido iluminando tu andar.
Que la brisa sople tenue a tus espaldas.
Que la lluvia caiga generosa sobre tus campos,
allí donde se necesite y, hasta que volvamos a encontrarnos,
que el buen Dios te bendiga, te cuide
y te guarde en la palma de Su mano.
Bendición irlandesa que se le atribuye a San Patricio
El 1 de febrero, tal como lo instituyó la Legislatura porteña el 3 de junio de 2004 por Ley 1350/06, promulgada por Decreto 1152 (BOCBA Nº 19.759), se celebra el Día del Barrio de Coghlan en homenaje a la instalación de la Estación Coghlan del ferrocarril en 1891. Al cumplirse este año el 118º aniversario de su fundación estimamos oportuno comentar la formación social del mismo, en especial bajo la faz inmigratoria de la colectividad irlandesa.
En un principio, la zona se destacaba por sus grandes extensiones de tierra donde afloraban algunas quintas importantes y otras viviendas más modestas. Estas últimas eran ocupadas por quinteros que explotaban el lugar para las plantaciones de verduras y frutas. Asimismo, retrocediendo a aquel tiempo, podemos hallar algunos sectores donde funcionaban campos de deportes, en su mayoría pertenecientes a colegios del barrio de Belgrano. La inauguración de la estación en la fecha que hemos mencionado por el Ferrocarril Poblador del Norte -a la que se le otorgó el nombre del ingeniero irlandés Juan Coghlan, ilustre personaje que realizó trabajos de suma importancia relacionados con las aguas corrientes, el puerto y los ferrocarriles del Buenos Aires finisecular- permitió darle más movimiento a la zona.
Poco a poco la región se fue poblando de inmigrantes irlandeses, muchos de los cuales provenían de Belgrano R, donde se habían afincado años atrás, lo que impulsó la producción de las quintas existentes. La parada adquirió un papel decisivo, ya que en su entorno se levantaron viviendas para los empleados jerarquizados del ferrocarril, todas de estilo inglés. Ello cambió rápidamente la fisonomía de una zona recorrida por carretas y en la que, hasta entonces, no había más que chacras y quintas. Cuando se edificó la estación, situada en Estomba y Rivera, se tuvo en cuenta el estilo de la arquitectura británica de fines del siglo XIX, con muros revocados, columnas de hierro fundido y techos de madera en pendiente. En Estomba al 2500 aún subsiste la vieja usina construida en 1929, cuando fueron electrificadas las vías suburbanas. Un emergente del lugar es el puente peatonal de hierro, fabricado en Glasgow, Escocia, y protegido por una malla metálica. Desde él es posible observar edificios situados en barrios contiguos, como Belgrano o Núñez, y es un hito insoslayable de Coghlan, plasmado en la excelente pintura naïf de la artista Anikó Szabó (ilustración).
El área de la estación exhibe otro signo que la distingue: la existencia de la biblioteca pública Bartolomé Mitre, abierta en julio de 1967, en un cuarto de la sala de espera. Fue, en el mundo, la primera biblioteca instalada en una estación de trenes. Sin embargo, pese a su éxito, un plumazo burocrático dispuso su cierre en 1991 y los libros fueron a parar a un depósito de la vieja usina. Finalmente, las gestiones llevadas a cabo por la Asociación Amigos de la Estación Coghlan lograron la recuperación del recinto y la reapertura de la biblioteca. Esta fue remodelada y cuenta ahora con más de 3.000 volúmenes. La arquitecta Dora Young, miembro de la entidad, se muestra orgullosa del sitio cultural. Pero hace notar que aún queda mucho por hacer, como poder contar algún día con una plaza o mejorar el aspecto de la estación, que en 1991 fue calificada como la mejor de Buenos Aires.
Irlandeses en la argentina
La colectividad hiberno-argentina es el grupo social que está integrado por los descendientes de los inmigrantes irlandeses que se radicaron en nuestro país durante el siglo pasado, en especial entre 1830 y 1875. En lo que respecta a los orígenes de la colectividad podemos decir que su núcleo fundador más importante lo constituyen los irlandeses que llegaron al Plata con sus familias o individualmente atraídos por la posibilidad que aquí veían de mejorar las por lo general difíciles condiciones de vida que tenían en su patria.
Pero además de los inmigrantes que de manera masiva dejaron Irlanda para establecerse en la Argentina debemos considerar como fundadores de la colectividad irlandesa en la Argentina a aquellos otros de sus connacionales que arribaron a estas playas movidos por su vocación religiosa, a causa de los vaivenes de las condiciones sociales y políticas imperantes en su patria, para alistarse en los ejércitos que ganaron nuestra independencia política o por un simple espíritu de aventura. Cabe destacar que la inmigración irlandesa ocupa el segundo lugar luego de la escocesa. Se distribuyó por diversos lugares del país y en especial en la zona sur, donde se dedicaron a la cría y comercialización del ganado ovino.
Un pequeño resumen de lo que era Irlanda a principios del siglo XIX: se encontraba bajo el dominio inglés y su pueblo, de profunda raíz católica, sufría persecuciones por su religión, luchando por sus derechos y reclamos de libertad. Por ese entonces del otro lado del Atlántico, en el Virreinato del Río de la Plata, comenzaban las luchas por la independencia. Un irlandés, Guillermo Brown, se puso al frente de la armada patriota mostrando el valor por el que fue nombrado almirante, expresa en su excelente trabajo La colectividad irlandesa en el barrio de Belgrano la profesora Stella Maris Newton. Prosiguiendo con su artículo, Newton dice que llegando a 1830, inicialmente se afincaban (los irlandeses) en los campos de la provincia de Buenos Aires: Chascomús, Ranchos, Monte, Lobos, Mercedes, San Antonio de Areco, extendiéndose luego por el nordeste de las provincias de Santa Fe y Córdoba.
La profunda fe religiosa basada en la religión católica -aclara Newton- era atendida por los padres irlandeses Moran y O’Gorman. Ante la muerte de ellos, la feligresía solicitó a Irlanda un nuevo capellán. Fue enviado en 1844 el reverendo padre Anthony Fahy, que cumplió una extraordinaria labor dentro de la colectividad no sólo predicando y administrando sacramentos sino también haciendo de casamentero, ayudando a que se conocieran los jóvenes irlandeses. Los que vinieron motivados por su vocación religiosa no han dejado descendencia pero sí el sello de su actuación espiritual, que es lo que dio carácter y sentido a la colectividad que sirvieron. En cambio los que vinieron de Irlanda movidos por motivos profesionales, políticos o económicos formaron aquí su familia, al principio con irlandesas, aunque algunos lo hicieron con argentinas de distintos orígenes nacionales y sus nombres se han perpetuado a través de sus descendientes en todos los campos del quehacer nacional. Y vale mencionar que el aporte irlandés a nuestro país ha sido más grande de lo que permitía suponer su cantidad de inmigrantes.
La influencia en Coghlan
En su trabajo, Newton destaca que en 1845 se produjo en Irlanda la devastación de los cultivos de papa por un hongo conocido vulgarmente como yoya. Eso dio lugar a una famosa hambruna que entre 1845 y 1850 se cobró casi un millón de víctimas, lo que aceleró el proceso de inmigración; gran cantidad de irlandeses eligieron nuestro país, que les ofrecía amplias perspectivas de progreso. El establecimiento de familias irlandesas en el interior del país dio lugar a que le vida se hiciera monótona, especialmente para las mujeres, quienes anhelaban vivir en la metrópoli. De tal manera, un grupo importante de familias irlandesas se afincó en la zona del pueblo de Belgrano, que contaba con inmensas casas quintas, en especial la zona que hoy se conoce como Belgrano R. Esta abarcaba grandes extensiones de terrenos que con el tiempo, al proceder las autoridades a la división catastral de la incipiente Capital Federal, dio origen a los barrios de Coghlan, Luis María Saavedra y Núñez.
Ahí aparece la señera figura de John Coghlan, que por espacio de 30 años realizó importantes obras. En 1927 el entonces Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Copello, autorizó la creación de nuevas parroquias. Una de ellas se estableció en Villa Urquiza y se le asignó a los padres palotinos. La nueva parroquia se puso bajo la advocación de San Patricio, santo patrono de Irlanda. De esta forma comenzó a manifestarse mayor influencia irlandesa en Belgrano R y barrios aledaños, especialmente Coghlan.
A medida que la colectividad aumentaba en la zona comenzaron a instalarse establecimientos de enseñanza como el Saint Brendans School, el Betania -hoy llamado Juan Santos Gaynor, en homenaje a su fundador-, el San Vicente Pallotti y el St. Patricks School. La colectividad irlandesa comenzó a organizar diversas actividades culturales y deportivas y se crearon centros vinculados a estas actividades. Uno de sus más conocidos es el Fahy Club, de Congreso 2931, fundado en 1941 con el nombre de Fahy Football Club. A partir de 1944 adopta el nombre actual y hoy se encuentra bajo la presidencia de Luis Delaney: es la casa desde donde se irradian las tradiciones irlandesas a través de diversas actividades sociales, una de ellas la Escuela de Música Tradicional Irlandesa. Es interesante destacar que el 16 de enero de 1875 se fundó el periódico The Southern Cross, a cargo de Monseñor Patricio Dillon, sacerdote, historiador y político irlandés.
Todo lo relatado hace que muchos de los habitantes de Buenos Aires llamen a Coghlan el barrio de los irlandeses. Un buen número de familias que residieron en Belgrano R fue acercándose a esta característica zona, que guarda mucho de los aspectos arquitectónicos de sus pueblos natales en Irlanda, como así también la quietud y el sosiego de sus calles arboladas.
BIBLIOGRAFIA
Coghlan, Eduardo. Fundadores de la Segunda Epoca: los irlandeses. Buenos Aires, 1967.
Coghlan, Eduardo. Los irlandeses. Apuntes para la historia y genealogía de las familias irlandesas establecidas en la República Argentina en el siglo XIX. Buenos Aires, 1970.
Majian, Rosa. Guía de las colectividades extranjeras en la República Argentina. Buenos Aires, Ediciones Culturales auspiciadas por el Deutsche Bank 1989.
Murray, Thomas. The irish in Argentina. New York Kennedy & sons, 1919.
Newton, Stella Maris. La colectividad irlandesa en el barrio de Belgrano.