Por circunstancias ajenas a su voluntad el Dr. Santiago Rattagan es quien más tiempo ha estado al frente de la Asociación Católica Irlandesa. Lo entrevistamos para hacer un balance de su gestión.

TSC: ¿Desde cuándo está ligado al directorio de la Asociación Católica Irlandesa (ACI), una de las entidades más antiguas de nuestra comunidad?

SR: Ingresé al Directorio de la ICA (Irish Catholic Association) en mayo de 2014, cuando fui invitado por Federico “Sonny” Richards a formar parte de una lista que se presentaría para su elección en la asamblea general ordinaria de ese año. Sonny era en ese momento ocupaba la presidencia de la entidad y estaba en el último año de su mandato. Sentí un gran honor con esa invitación y mi posterior ingreso al directorio.

TSC: ¿Y cómo siguió su carrera en el directorio?

SR: Al año siguiente asumió la presidencia Lucas Ussher y, en mi tercer año en el directorio, Lucas me propuso asumir la tesorería de la Asociación. Posteriormente, en la asamblea de mayo de 2017 fui reelecto como Director (en la ICA los directores pueden permanecer en sus cargos solo tres años y luego pueden, por única vez, ser reelectos por otro periodo igual) y me designaron Presidente. En ese momento estaba por cumplir 40 años, ya tenia 6 hijos, mucho trabajo como abogado y asumí la “locura” de presidir una institución tan importante como es la ICA.

TSC: Indudablemente, un gran desafío para un joven dirigente. ¿Qué pasó por su mente en ese momento?

SR: Muchos me preguntaban cómo aceptaba ese desafío. Lo cierto es que en ese momento pensé en mi bisabuelo Santiago Rattagan quien también fue director de la ICA entre 1910 y 1915 y en el esfuerzo que significaría para él viajar desde Pehuajó hasta Buenos Aires para las reuniones de Directorio; eso me alentó mucho a asumir semejante responsabilidad.

TSC: ¿cómo es eso que es el presidente con mandato más largo en la entidad?

SR: Mi pertenencia en el Directorio debía finalizar en mayo de 2020, pero la pandemia generada por covid-19 me obligó a continuar como Presidente hasta el 30 de octubre 2021, momento en que celebraremos nuestra asamblea de elección de autoridades, y podré entregar el cargo a quien el nuevo directorio elija.

Este año debimos desdoblar la asamblea general ordinaria. En mayo pudimos celebrar una asamblea a distancia, pero solo fue para aprobación de estados contables, ya que en ese momento la Inspección General de Justicia no permitía que se celebraran elecciones de autoridades de asociaciones civiles de manera virtual.

Debo ser el único Presidente de la ICA que ha permanecido en el cargo más tiempo que lo que nuestros estatutos establecen. Deberíamos preguntar si eso es así a Jimmie Ussher, conoce muchísimo la historia de la ICA y siente un gran amor por la Asociación.

En resumidas cuentas estuve en el Directorio de la ICA siete años y medio, siendo presidente durante cuatro años y medio.

TSC: ¿Qué reflexión nos puede decir sobre su gestión?

SR: Tuve la gracia de Dios de contar con un Directorio que es un gran equipo, aún en las diferencias, que fueron muchas, siempre nos hemos tratado con gran respeto, sin olvidar jamás que todos buscamos lo mejor para la ICA. Estoy convencido que ese gran equipo se construyó gracias a que en todas nuestras reuniones, siempre, rezamos una oración al inicio y otra al finalizar, solicitando luces al Espíritu Santo y el auxilio de Nuestra Madre Celestial, eso no falla. Quiero agradecer, particularmente, a todos los miembros del directorio su dedicación y acompañamiento; sin ellos, sin su apoyo, hubiera sido imposible llevar a cabo nuestra gestión.

Durante los años en que fui Presidente formamos una mesa chica para la dirección de los campos, que se reúne con los agrónomos de la ICA semanalmente, además desde que comenzó el confinamiento por la pandemia de Covid, el Directorio comenzó a reunirse por Meet todas las semanas. Nombramos dos Directores Generales, uno para cada colegio. Hemos logrado que el Directorio estuviera involucrado en la selección de personal relevante dentro de la ACI, especialmente en los colegios.

TSC: Recientemente tuvo lugar la venta de uno de los tambos. ¿Qué puede decir para aclararnos al respecto?

SR: Fue esa mesa chica de los campos, la que estudió la liquidación del tambo de la estancia Las Rosas, de Suipacha. Fue una decisión difícil, sobre todo porque los tambos se incorporaron a la explotación en 1962, pero la ICA no es una empresa lechera, sino una asociación sin fines de lucro cuyos objetivos son la educación y la beneficencia. Estoy seguro que podremos obtener mayor rédito para destinar a esos fines aumentando nuestro rodeo de cría y destinando más hectáreas a la agricultura.

TSC: Ese es un buen punto, ya que hay algunas críticas por la venta del tambo, generalmente por desconocimiento. Es bueno afirmar que no se vendió un tambo “histórico”, sino uno de un par de décadas.

SR: Así es, y también remarcar que, a diferencia de otras oportunidades, no se vendió ninguna hectárea para saldar deudas. La entidad, gracias a Dios, está sólida y no se descapitaliza con esta venta de algunos animales valiosos. El nuevo Directorio verá dónde invertir los fondos netos obtenidos.

TSC: ¿Y que nos puede decir con relación a los colegios? Y a su cruzada a favor de la presencialidad, un tema que fue controvertido hace unos meses?

SR: El año 2020 fue muy duro, los colegios estaban cerrados, las clases eran virtuales, debimos adaptarnos a una situación totalmente diferente a la que estábamos acostumbrados, logramos que en poco tiempo los chicos pudieran contar con clases virtuales de muy buena calidad, garantizando de esa manera el nivel educativo que caracteriza al Colegio Santa Brígida y al Instituto Monseñor Dillon.

Muchas familias vieron reducidos sus ingresos como consecuencia de la “cuarentena” por lo que aumentó en un primer momento mucho la morosidad. En ese momento tan adverso a la vida escolar, decidimos estar más cerca de los equipos directivos, de la gerencia y administración de la ICA y de las familias de nuestra comunidad educativa.

La pandemia nos ayudó a apreciar todo lo bueno que cada uno tiene para dar desde su lugar, que capaz antes no lo veíamos. Fue muy gratificante ver como los referentes de cada área se involucraban con el Directorio para ayudar a ejecutar las soluciones que había que dar de manera urgente frente a cada momento en que la cuarentena se extendía y luego cuando volvieron las clases para poder aplicar los protocolos super exigentes que disponían las autoridades.

TSC: Nos comentaba que quería destacar algo.

SR: Efectivamente. Destaco el caso de Larito Fagan y su gente del comedor, quienes al enterarse que a fines de 2020 volvían las clases presenciales pero que no se reabría el servicio de comedor, se ofrecieron voluntariamente para realizar tareas de limpieza y mantenimiento y que de esa manera la ICA pudiera ahorrar en la contratación de personal eventual, reconociendo el gran esfuerzo que la institución hizo para pagar puntualmente todos los sueldos y cargas sociales de sus más de 650 empleados en un momento tan complejo de la economía de nuestro país.

TSC: Aprovechamos la ocasión para agradecerle todo el apoyo que el Directorio ha brindado a The Southern Cross, tanto en el resguardo y mantenimiento de nuestro archivo centenario, como en muchas otras actividades conexas.

SR: Es para nosotros una obligación moral colaborar en la medida de nuestras posibilidades al sostenimiento del periódico. No sólo habilitamos un lugar especial para guardar las ediciones, sino que hemos acondicionado las ediciones recientes y nos queda por terminar la inauguración de un salón totalmente equipado para la conservación del periódico y para su consulta por parte de historiadores y de miembros de la comunidad que la pandemia nos ha dejado a medio camino. Destaco la labor de Jimmie Ussher en la coordinación de ello, y en su estrecho contacto con los miembros de la comunidad que, entre otras cosas, junto con Ricardo Michel, lograron la importantísima donación de ejemplares por parte de Johnnie Rattagan. Es mucho lo que hay por hacer. Seguramente el nuevo directorio seguirá por este mismo camino.

TSC: ¿Cuál sería su reflexión final?

SR: El trabajo que ad honorem hacemos los miembros del Directorio de la ICA es muy importante, y lo único que nos motiva hacerlo es perpetuar el legado de aquellos irlandeses que, en situaciones seguramente más difíciles que las nuestras, fundaron en 1883 la Asociación Católica Irlandesa.
Cuando Sonny me invitó a integrar esa lista para formar parte del Directorio, me dijo “no hay demasiadas obligaciones, cada uno da lo que quiere dar”; lo que no me dijo es que la gestión de la ACI te atrapa y que es muy difícil no involucrarse.

Dejo el Directorio de la ICA sintiendo un sabor muy dulce por haber colaborado en perpetuar su obra, voy a extrañar nuestras reuniones.