La Asociación de Estudios Irlandeses del Sur, que preside el embajador Justin Harman, ha desarrollado dentro de sus posibilidades una vasta actividad. Lamentablemente, estos tiempos han impedido reunir a los miembros del Consejo pero los aportes particulares hicieron posible cumplir con un ciclo, desde mediados de año, con el inconveniente de no contar en muchos casos con todos los elementos de trabajo necesarios para ordenar un calendario.
En la carta que el papa Francisco ha dirigido al Superior Provincial de la Congregación de la Pasión de Jesucristo para saludarlos con motivo de los 300 años de los religiosos conocidos como Pasionistas, que fue fundada un 22 de noviembre de 1720, expresó que la Humanidad “se encuentra en una espiral de cambios que cuestiona no sólo el valor de las corrientes culturales que hasta ahora la han enriquecido, sino también la íntima constitución de su ser. La naturaleza y el cosmos, sometidos al dolor y a la caducidad de las manipulaciones humanas, asumen preocupantes rasgos degenerativos”.
La feliz circunstancia será celebrada con una misa que presidirá el domingo el cardenal Pietro Parolín, secretario de Estado Vaticano, en la Basílica de los Santos Juan y Pablo para inaugurar el Año Jubilar, que se extenderá hasta el 1º de enero de 2022 bajo el lema: “Renovar nuestra misión: gratitud, profecía, esperanza”.
En el caso particular de nuestro país, los Padres Pasionistas fueron capellanes de la comunidad irlandesa. El padre Francisco Murray, bisnieto de irlandeses, relató que de pequeño escuchó las valientes homilías del padre Federico Richards. “Yo tenía 13 años. Nos gustaba cantar alguna canción irlandesa, nos sentimos siempre muy identificados con Santa Cruz, y nuestros amigos curas de aquel tiempo eran, en general, descendientes de irlandeses: Bernardo Hughes, Eugenio Delaney, Heriberto Dolan, etcétera”.
El mismo ingresó a la congregación a los 20 años. “Allí me conecté y viví con descendientes de irlandeses, tanto sacerdotes como laicos, que participaban de la parroquia, lo que me llevó a mamar mucho la cultura. Lo que más me atrae es el espíritu luchador de los irlandeses, su capacidad de enfrentar las injusticias y de vencer sus enemistades para buscar juntos un proyecto común. En la comunidad, viviendo con descendientes de irlandeses, se me fue llenando el corazón de ese espíritu de mis ancestros”, relató.
Este padre Richards, según testimonio de Estela Cabral Hunter, “incentivó a la lectura de los escritores irlandeses y habilitó la biblioteca de la iglesia” a los interesados.
Mi estimado amigo Daniel Ciancio, de Rawson, recordaba que en octubre de 1905 se inauguró la casa parroquial y el párroco del lugar, el presbítero Megna, resolvió solemnizar la ocasión con la primera “misión” que se haya predicado en Rawson, en épocas de caminos primitivos y de transportes rudimentarios. Esta primera misión fue predicada en ese pueblo por los padres Pasionistas Luis Martín y Vicente, comenzando el día 22 de Octubre para terminar el 29, con la visita del Obispo auxiliar de la diócesis de La Plata, monseñor Francisco Alberti. “La misión fue predicada en dos idiomas: en castellano para el grueso de los pobladores; y en inglés, para los irlandeses”, recordó.
Los Pasionistas tuvieron una fracción de campo donde instalaron el “Monasterio Retiro San Pablo”, que era conocido por los irlandeses como “Monastery”. Estaba sobre la ruta 51 a poco más de 150 kilómetros de Buenos Aires, entre Arrecifes y Carmen de Areco, zona extensamente poblada de irlandeses, como Capitán Sarmiento y San Antonio de Areco, entre otras localidades vecinas, sin contar San Pedro, Baradero, Salto, Chacabuco, Rojas y Pergamino.
Sabemos que en 1884 los padres pasionistas Fidelis Kent Stone, Edmundo Hill, Juan Mary McMullen y Víctor Carolan misionaron en la capilla de Capitán Sarmiento y quedaron tan maravillados los irlandeses que manifestaron su aspiración de contar con sacerdotes de esa congregación para el culto divino y la administración de los sacramentos.
Pronto surgieron los generosos donantes. Eduardo Casey donó ocho cuadras de campo, Tomás Mc Guire cuatro cuadras de campo y, finalmente, Patricio Farell otras cuarenta cuadras. En septiembre de 1888 el padre Carolan colocó la piedra fundamental del monasterio y un lustro después, en 1893, se completó la obra y las demás construcciones fueron integrándose de acuerdo a los recursos y necesidades.
Vale la pena un comentario: eran tiempos de fuertes crisis económicas pero la generosidad de los irlandeses hizo posible el milagro. La placa colocada en sus bodas de oro y el reconocimiento al sacerdote pasionista son un acabado testimonio.
Farrell fue el generoso benefactor de la capilla en honor a San Pablo de la Cruz, en memoria de su hijo Guillermo, la que inauguró el primer obispo de La Plata, monseñor Mariano Antonio Espinosa, en mayo de 1898.
Otro hito -en este caso porteño- de los Padres Pasionistas es la Iglesia de la Santa Cruz, en Estados Unidos y Urquiza, que desde hace décadas sirve al barrio de San Cristóbal. La detallada lectura del Boletín Eclesiástico de la Arquidiócesis de La Plata permite ver que, desde su creación, con rigurosa escrupulosidad los párrocos daban cuenta de las misiones que se realizaban en sus parroquias, que a comienzos del siglo XX comprendía el territorio de la provincia de Buenos Aires y La Pampa. En ellas sobrasale con nítidos contornos la tarea que realizaban en esa obra los Pasionistas, llevados a esas giras como predicadores, y así durante décadas miles de bautismos, matrimonios y confesiones desparramaron en esas tierras, pobladas en buena medida por irlandeses.
A tres siglos de su creación, no podía menos que recordarlos la Asociación de Estudios Irlandeses del Sur y rendir homenaje a su obra evangelizadora.
* Historiador. Vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación
Artículo publicado en Gaceta Mercantil.