Por Alberto Patricio Donnelly
En el siglo XIX se radicaron en Santa Fe numerosos hacendados de origen irlandés. El preludio del suceso se remonta al año 1066, cuando el Duque de Normandía, Guillermo el Conquistador, luego de invadir Inglaterra y derrotar a los sajones en la Batalla de Hastings, fue coronado Rey. En el año 1171 Enrique II, Plantagenet, Duque de Normandía y Rey de Inglaterra, desembarcó en Irlanda al comando de 500 caballeros, 3.500 arqueros y hombres de armas. La conquista tornó a la isla en un país de emigración, habiéndose con los siglos ofertado Estados Unidos y Buenos Aires como alternativos polos de atracción.
El escritor Eduardo A. Coghlan resalta la radicación de ilustres personajes durante la época hispánica, tales como el general John Thomon O´Brien, edecán del general José de San Martín; el doctor Miguel O`Gorman, fundador del Protomedicato; y el almirante Guillermo Brown, creador de la Armada Nacional. Agrega que quienes arribaron a partir de la época de Rosas optaron por instalarse en la campaña. En 1843 llegó a Buenos Aires el Padre Antonio Fahey, activo impulsor de la inmigración y de su traslado al campo bonaerense, dando origen a los ovejeros conocidos como “irish sheep farmers”.
A fines del siglo XVIII comenzó en Europa la Revolución Industrial, con la invención por Richard Arkwright de la máquina de hilar, que impulsó la industria textil. Al haber puesto fin la Revolución de Mayo al monopolio comercial español, se incrementó la exportación de lana destinada a las hilanderías inglesas.
La escritora María Saenz Quesada refiere que el criollo no era afecto a la cría de ovejas, mientras que los irlandeses, trabajando como aparceros por un tercio de la lana y de los corderos, en pocos años pudieron adquirir tierras y ovinos propios.
La rentabilidad mejoró las majadas. La mestización de la oveja criolla Merino logró lana de calidad. En 1860 se importaron las razas Lincoln y Romney Marsh. En 1875 el periódico “The Southern Cross” publicó que en Buenos Aires doscientas leguas de campo eran propiedad de residentes irlandeses, pobladas con 5.000.000 de ovejas valuadas en 5.000.000 de libras esterlinas.
En Santa Fe
La creciente demanda de tierras de pastoreo se orientó hacia Santa Fe. Thomas Murray, en su libro “Story of the Irish in Argentina” (New York, 1919), relata que los primeros viajeros, la viuda Garrahan y sus hijos, llegaron a Arroyo Seco en 1865. Años después su hija, Ana Garrahan, fue la donante del salón de fiestas de la Asociación Católica San Patricio de Rosario. Agrega el autor que en 1866 arribaron a la zona de Pavón cuatro carretas tiradas por bueyes que trasladaban a las familias Murray, Grennon, Conway y Ryan, provenientes de la estancia del padre de Conway situada en Baradero.
El lento viaje avanzando treinta kilómetros diarios incluyó el arreo de 7.000 ovejas. Durante los años siguientes fue constante la llegada de “Irish sheep farmers”.
En 1865 el comerciante irlandés Kehoe, radicado en Rosario, adquirió su estancia en Roldán. En la misma estableció hace un siglo y medio una importante explotación tambera. De 1880 son las estancias “Erin”, de Mackey, en Arroyo Seco, y “San Patricio”, de O`Conor, en Acebal. En los años siguientes se radicaron numerosos hacendados tales como Carey en Uranga, Pierce en Sargento Cabral y numerosos pioneros tales como Hogan, Mitty y Mac Guire, quienes se asentaron en las fértiles llanuras.
Para fines del siglo se estimaron los irlandeses en Rosario y su zona rural en 2.000 personas. En 1887 llegó a Rosario el Padre Juan Sheehy, y en 1892 finalizó, con valiosos aportes de la colectividad, la capilla y la casa parroquial de “San Patricio”, anexas al actual colegio.
En 1879 la Campaña del Desierto comandada por el general Julio A. Roca sometió a araucanos y tehuelches y puso fin a los malones mapuches, y en 1892 la Corte Nacional incorporó definitivamente a Santa Fe unas 600.000 hectáreas disputadas por Córdoba y Buenos Aires, situadas en el actual Departamento General López.
El fundador de una ciudad
Surge la figura de Eduardo Casey, hijo de un estanciero irlandés, conceptuado por el historiador Roberto Landaburu como el artífice fundador de Venado Tuerto. Con financiación de la banca inglesa adquiere al Banco Provincial de Santa Fe 172 leguas situadas en los campos de Loreto y Venado Tuerto, con las cuales la provincia había cancelado una deuda bancaria. Fracciona estas en lotes de una legua cuadrada y procede a su venta en subasta pública. Numerosos irlandeses resultaron adquirentes, entre ellos Downes, Cavanagh, Rooney, Gahan y Murphy, conformándose un núcleo de hacendados recordados como la primera colonia ovejera del país.
Como epílogo se transcribe lo expresado, con elegante ironía, por el parlamentario inglés John Bright en el Parlamento de Londres, en la sesión del 17 de febrero de 1866: “Diréis vosotros que nada se puede hacer del irlandés… Todo se puede hacer de él en cualquier país, menos en el suyo”.
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