El empresario, accionista de la reconocida marca de carteras y zapatos, cuenta en detalle cómo hace para sobrevivir a la cuarentena con el total de sus locales de mayor facturación cerrados. Su estrategia en el país y en Colombia, donde desembarcó el año pasado.

Su abuelo fundó la fábrica hace 50 años y sus padres crearon la marca en 1999. Así, hoy tiene fábrica propia, 150 tiendas en cinco países, 100 en la Argentina, el resto en Colombia, Perú, Uruguay y Chile. Mil empleados, de los cuales ninguno fue despedido a pesar de tener sus locales de mayor volumen cerrados desde el 13 de marzo –con excepción de dos semanas- y el resto abiertos, en distintas etapas. Así, caracteriza Lucas Farrell su empresa, Prüne a la cual en 2016 sumaron un porcentaje de la marca Mishka. Luego de contar orgulloso que no hubo despedidos no puede dejar de agregar: “Estamos muy endeudados”.

En diálogo con El Cronista, el empresario asegura que nunca dice que es optimista. Su máxima: “Gestionar esperando lo mejor, pero preparándose para lo peor”.

“Pudimos abrir dos semanas todos los locales de AMBA, el 50 de nuestra facturación de 2019, menos los de los shoppings y los que están en grandes avenidas. En el interior depende de la provincia: hoy tenemos abiertos el 60%. El canal de franquicias está funcionando muy bien. Pero mis ventas bajaron alrededor de un 75%. Hoy, podemos flotar gracias al e-commerce, a los locales del interior y a Colombia”, asegura.

Según Farrell, los ATP (el programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción lanzado por el Gobierno) fueron salvadores aunque admite que los primeros meses fueron dramáticos. “Abril fue terrible y llegué a pensar en la posibilidad de ir a la quiebra. Tenía cero ingresos, los ATP no estaban definidos y tampoco el acuerdo de suspensiones que era vital homologar con los sindicatos, acuerdo que se firmó minutos antes de terminar abril”.

En relación a lo que viene, señala al e-commerce como clave. “F uimos una de las primeras marcas en tener venta online, en 2007, y con gestión propia porque somos de la idea que no se terceriza lo que es estratégico para la marca. En estos meses la venta por WhatsApp fue nuestra salvación. A pesar de todo lo que estamos viviendo, hay necesidad de consumo y las clientas quieren una atención personalizada. Y eso es lo que están haciendo las responsables de cada local. Les muestran los productos por teléfono y luego el pago se realiza en otra plataforma y se coordina la entrega”.

Pero el gran salto parece ser afuera del país y para Farrell la apuesta es Colombia. “Con la inauguración de las siete tiendas en Colombia a principios del año pasado habíamos puesto el foco en ese país y no en la Argentina donde estábamos en un momento de wait and see. Hoy, en Colombia está el 100 por ciento abierto y, además, según los números que tenemos, va a ser uno de los países menos afectados por la pandemia y, también, el que menos plata gastó para superarla.

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